OROZKO
Situado en el valle del río Nervión, es una de las puertas de acceso a Gorbeia, declarada Parque Natural en el año 1994, el más grande de Euskadi. Gorbeia (1481 mts) es sin duda uno de los principales atractivos de la zona, naturaleza en estado puro y espectaculares paisajes, monte sagrado de los vascos. Aquí se pueden encontrar además, numerosos yacimientos arqueológicos.
En Itxina, considerado el corazón de Gorbeia, se encuentra la cueva de Supelegor, una de las muchas moradas de Mari, diosa de la mitología vasca, hogar también de brujas y lamias, que en los días de tormenta se reunián a la entrada de la cueva, en torno a una hoguera. El Ojo de Atxulaur, considerada la entrada principal al macizo kárstico, añade misterio a la cueva.
Para los más urbanitas, Orozko ofrece otros atractivos más accesibles, ya que cuenta con un rico patrimonio histórico-artístico. Destacan edificaciones como la Iglesia de San Bartolomé de Olarte, de 1385 o San Pedro de Murueta (frente al hotel), en cuyo interior se conserva una talla gótica de San Pedro, del siglo XIV, y el lienzo barroco de la Negación de San Pedro, que data del siglo XVII, y que la convierten en una joya de la arquitectura del Renacimiento; casas- torre como las de Aranguren, construida en torno al año 1500, o la de Torrelanda, del siglo XV ; o Palacios como el de Ugarte, o el Palacio de Legorburu también llamada casa Kareaga, y que acoge hoy en día al Museo de Orozko.
Orozko, es un pueblo con encanto, que conserva su paisaje repleto de caseríos, homenaje a una forma de vida que sigue estando muy presente en nuestra sociedad.
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BILBAO Y EL GUGGENHEIM
Hoy en día es difícil imaginarse la ciudad sin el Guggenheim, convertido ya en buque insignia de la capital vizcaína. El museo, obra de Frank Gehry que fue Inaugurado en 1997, ha devuelto a la ciudad el esplendor perdido durante algún tiempo. El Bilbao gris, ha dejado paso a una ciudad a la vanguardia de los destinos de turismo cultural de todo el mundo.
El museo fue la primera piedra de la conversión de la ciudad en lo que conocemos actualmente, a Gehry le siguieron después Isozaki, con sus torres, Calatrava y su Zubizuri, Cesa Pelli y la Torre Iberdola, la más alta de Euskadi, o Philippe Starck y la Alhóndiga, antiguo almacén de vinos reconvertido en espacio de cultura. No nos olvidamos de Norman Foster y los “fosteritos”, las famosas entradas de metro de la ciudad. Bilbao también esconde viejas joyas de la arquitectura, como la Casa Montero, de principios del siglo XX, y obra de unos discípulos de Gaudí.
Pero como no sólo de diseño vive el hombre, y hay que reponer fuerzas después de recorrer la ciudad, no podéis dejar de visitar el Casco Viejo. Aquí encontraréis el Bilbao bullicioso, el auténtico. Sus 7 Calles, con comercios de todo tipo, son el lugar ideal donde tomarse un txikito. Aquí está también la Plaza Nueva, la primera de Bilbao. Será difícil continuar con la visita, ya que barras de pintxos como las del Sorginzulo, ubicado en esta misma plaza, te tentarán a sentarte y disfrutar de nuestra gastronomía en miniatura, y harán que pierdas la noción del tiempo.
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URDAIBAI, RESERVA DE LA BIOSFERA.
Declarado Reserva de la Biosfera por la UNESCO en 1984, Urdaibai es extraordinariamente bello. El río Oka, convertido ya en ría al llegar a Mundaka, crea unas marismas que son una fiesta para las aves.
Urdaibai ofrece algunas de las playas más bellas de Euskadi, que pueden verse desde el mirador del Peñón de Ogoño.
Mundaka es otra de las playas de urdaibai, meca de los mejores surfistas del mundo por su característica ola de izquierda.
Entre Bakio y Bermeo, pueblo de arraigada tradición pesquera, se encuentra el islote de Gaztelugatxe, uno de los enclaves más mágicos de Euskadi. Unido a tierra firme por un puente, y coronado por la rústica ermita de San Juan, es un lugar envuelto en leyendas, al que se le atribuyen poderes curativos. La tradición manda tocar tres veces la campana una vez ascendidos los más de 200 escalones que hay hasta la cima. Un esfuerzo que bien merece la pena para disfrutar uno de los atardeceres más místicos que ofrece nuestra tierra.
Pero Urdaibai esconde grandes tesoros también en el interior, como las Cuevas de Santimamiñe, con pinturas rupestres de valor incalculable, o el Bosque de Oma, también conocido como el Bosque Animado, creado en 1984 por el escultor y pintor Agustín Ibarrola, lugar que aúna naturaleza y arte. También en el interior encontramos Gernika, cuna de la identidad vasca.
VITORIA – GASTEIZ
Tras ser destruida por un incendio en 1202, se reconstruyó con forma de burgo medieval. Calles como Correría, Cuchillería, Herrería, … todas vinculadas a gremios medievales, siguen formando hoy en día el corazón de su Casco Viejo. Casas simples de artesanos, que a medida que prosperaron se convirtieron a veces en palacios, casas torre, y casas nobles, dotan a la ciudad de condición de Conjunto Histórico.
Rodeada por el llamado Anillo Verde, y comprometida con la conservación del medio ambiente, fue declarada Green Capital de Europa en 2012. Se trata pues, de una ciudad diseñada para ser recorrida fácilmente a pie o en bicicleta.
De oblidaga visita es la Catedral Gótica de Santa María, que ha servido de inspiración para escritores como Ken Follett. Su proceso de restauración está abierto al público, y ha llevado a descubrir maravillas, como la gran puerta de acceso a la villa, ya que la propia catedral formaba parte de la muralla original de la ciudad. En el subsuelo se han encontrado restos de otra iglesia anterior y abundantes restos de enterramientos.
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DONOSTIA / SAN SEBASTIAN
Probablemente la más conocida de las 3 capitales vascas. La bahía de la concha, abrazada por el monte Igueldo y la isla de Santa Clara es una imágen mundialmente reconocible, algo a lo que también han colaborado el clásico Festival de Jazz o su famoso Festival de Cine.
Donosti ofrece numerosos atractivos, el Peine del Viento, obra de chillida, es otro de los “must” de la ciudad. Cerca de aquí, se encuentra el funicular que accede al Monte Igueldo. Es curioso , como para deleite de donostiarras y visitantes, este funicular sigue funcionando a diario con los mismos equipos y vehículos de su inauguración, el 25 de agosto de 1912, conservando la carrocería de madera originaria. Una vez arriba, el Monte Igueldo, inaugurado en 1911 como Casino y reconvertido tiempo después en el parque de atracciones que es a día de hoy, os sorprenderá con algunas atracciones originarias, como su sorprendente montaña suiza. El torreón, antiguo faro de leña del siglo XVIII, ofrece las mejores vistas sobre Donostia.
Considerada la capital mundial del Pintxo, es imprescindible hacer un recorrido por la Parte Vieja, donde cada barra de bar es un tesoro, y donde conocerás a fondo el ambiente de la ciudad. Desde la Parte Vieja es fácil llegar hasta el Aquarium, uno de los lugares más visitados de la ciudad en cuyo interior caben destacar su túnel de 360º y el esqueleto de una ballena franca.
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LA RIOJA ALAVESA
Laguardia es una villa amurallada de trazado medieval, con estrechas calles y restos de murallas que aún conserva. Su suelo está minado de bodegas, y es el vino, el que ha marcado la historia de la villa. Podrás conocer el proceso de elaboración del vino en muchas de las visitas guiadas que ofrecen las bodegas de la zona, muchas de ellas ofrecen además, un atractivo estilo arquitectónico de vanguardia.
El Ciego es otro de los municipios cuya vida ha estado marcada por la producción de vino. Callejear por sus pintorescas calles repletas de palacios y casas de piedra es una auténtica delicia.
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SALINAS DE AÑANA
El nombre de Salinas de Añana va inevitablemente ligado a la historia de la sal. Sus manantiales salinos aparecen ya documentados en el año 822, poco antes de la ocupación árabe en la zona.
Su fundación como villa en el año 1140, la convierte en la más antigua de Alava. Es entonces cuando la producción y comercialización de la sal, la convierten en una de las ciudades más prósperas del norte de la península.
Siguiendo patrones tradicionales, los salineros han creado una arquitectura única, que da como resultado un paisaje formado por más de cuatro kilómetros de canalizaciones de madera, que conducen el agua salada desde los manantiales hasta las terrazas escalonadas, construidas con piedra , madera y arcilla, que dan soporte a las eras donde se recoge la sal.
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